Me conozco
Me respeto
Me valoro
Me cuido
Me quiero
Cuando trabajo con personas que directamente me piden en la primera cita trabajar su autoestima, o con personas que intuyen que la dificultad que les trae a mi consulta tiene relación con su baja estima personal les hago una simple pregunta:
¿Conoces a alguien cercano que consideres tenga buena autoestima?
Después les pido que me expliquen en qué notan que su amigo/a tenga una autoestima alta y sana. Me suelen responder con frases del tipo “es una persona segura de sí misma”, “no le importa lo que piensen los demás sobre sus opiniones y acciones” o “es una persona muy auténtica, abierta o lanzada”.
La psicología se ha interesado por el estudio de la autoestima desde los comienzos de esta disciplina, pero a partir de 1980 empezó a tomar mayor protagonismo y comenzó a entrar en el mundo del marketing y en las estanterías de libros de autoayuda. Uno de los autores que más ha trabajado esta temática, Nathaniel Branden, explica que nuestra autoestima se construye sobre dos pilares fundamentales:
- Sentirnos capaces y competentes para afrontar nuestros retos diarios
- Sentirnos valiosos y merecedores felicidad
Para valorar nuestras capacidades y competencias es imprescindible el autoconocimiento, y para querer conocernos tenemos que ser curiosas y pacientes con nosotras mismas. Ahí va mi primer tip para nutrir tu autoestima:
Conócete a ti misma.
¿Cuales son tus fortalezas personales? ¿Qué disfrutas haciendo?
¿Qué actividades hacen que el tiempo pase sin darte cuenta?
¿Qué valoran tus amistades más cercanas de ti? ¿De qué estás orgullosa en tu vida?
¿Qué elogios has recibido de personas que aprecias?
¿Qué obstáculos o dificultades has superado y cómo lo has hecho?
¿Qué objetivos importantes te has marcado y cumplido?
Cuando nos conocemos bien, podemos identificar con cierta facilidad una serie de cualidades que apreciamos de nosotras mismas, pero también encontraremos áreas que mejorar, identificamos errores cometidos y fortalezas que nos gustarían desarrollar. Y esto nos lleva al segundo tip para cuidar tu autoestima saludable:
Valórate a través del auto-cuidado.
¿Te permites cuidarte dedicándote tiempo a ti misma?
¿Escuchas y respetas las señales de tu cuerpo cuando no estás al 100%?
¿Reconoces que tienes necesidades de afecto y las atiendes?
¿Respetas tus opiniones y las defiendes con asertividad?
Estos dos pilares de la autoestima se puede resumir en una frase que podemos repetirnos con frecuencia:
“Me siento capaz y soy valiosa”.
Soy capaz de plantarme objetivos y retos acordes a mis valores que utilicen mis fortalezas y de conseguir metas que son importantes para mí. Soy capaz de superar los obstáculos del camino y alcanzar los cambios que me proponga. Soy capaz de pedir ayuda y utilizar los recursos que tengo disponibles cuando es necesario (esto incluye dejarnos ayudar por personas que nos respetan y nos valoran). Tengo derecho y merezco disfrutar de mi progreso y mis logros. Soy una persona valiosa con derecho a ser feliz (y esto no me hace ser egoísta o desconsiderada).
La necesidad de conocernos, aceptarnos y valorar nuestras capacidades es algo universal en el ser humano. Pero como lo hacemos es algo personal y subjetivo. En la mayoría de las ocasiones, guardamos nuestras habilidades y valía personal de manera muy íntima, porque en general no está muy bien visto alardear de lo bien que se nos da hacer ciertas cosas o de lo capaces que nos sentimos. A nivel social se valora mucho la humildad y la modestia y esto choca con la necesidad que tenemos de valorarnos y sentirnos capaces.
Conocernos, valorarnos y sentirnos capaces es imprescindible
para reconstruir y cultivar una autoestima sana y estable.
Empezamos a juzgarnos y a conocernos de manera gradual desde la infancia a través de las expectativas que tienen nuestros cuidadores de nosotras. Desde pequeñas buscamos señales de aprobación, reconocimiento y afecto para validar nuestro autoconcepto. Como nos dice el psiquiatra y autor español Luis rojas Marcos:
“Nuestra autovaloración se parece más a la percepción que tenemos de cómo los demás nos evalúan que a la verdadera valoración que los demás hacen de nosotros” Me veo a mí mismo como creo que los demás me ven.»
Muchas heridas emocionales que influyen negativamente en nuestra autoestima vienen de la infancia y la juventud. Como adultos, con el objetivo de mejorar nuestro bienestar, empezamos a indagar sobre cómo hemos llegado a sentirnos como lo hacemos ahora y es cuando comienza el trabajo de cultivo de la autoestima. El proceso de introspección para conocernos mejor implica identificar nuestros pensamientos (lo que pienso sobre mí) y nuestros sentimientos (cómo me siento conmigo misma). También incluye una cierta proyección sobre cómo me gustaría pensar y sentirme de acuerdo a mis fortalezas y metas. Es un proceso de auto-descubrimiento y de desarrollo personal dirigido.
Te animo a que reflexiones sobre las preguntas que escribo en este artículo (en los apartados de conócete a ti misma y valórate a través del autocuidado) para construir los dos pilares de tu autoestima. Confía en las personas más cercanas y deja que te ayuden pidiéndoles ejemplos sobre tus fortalezas. Escucha sus elogios con atención y recíbelos sin modestia, solo escucha (por ahora no tienes que creerlo).
Una autoestima sana nos ayuda a ganar seguridad y confianza en nosotras mismas, a reconocer logros, a identificar áreas en las que podemos mejorar y a plantearnos nuevas metas para seguir creciendo.
“Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia adentro despierta”. Carl Gustav Jung
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